¿Estamos fumando vida o estamos fumando muerte?: Testimonio de un adicto

No eres un accidente

Tu nacimiento no fue un error, tu vida no es una casualidad de la naturaleza. Tus padres no te planificaron, Dios lo hizo. A él no le sorprendió tu nacimiento. Es más, lo estaba esperando. Mucho antes de que fueras concebido por tus papás, fuiste diseñado en la mente de Dios. Cada característica de tu cuerpo, tu raza, los días que has de vivir, tu lugar de nacimiento y dónde vivirías es planificado por Dios con un propósito. Él te hizo para poder amarte y puedes basar tu vida en esta verdad. Encontramos la razón de vivir y el propósito cuando tomamos a Dios como punto de partida en nuestras vidas.

¿Qué guía tu vida?

Quizás lo que te guía en estos momentos sea un problema, puede que seas guiado por un mal, una costumbre involuntaria, la necesidad de ser aceptado, la presión de sus amigos, preocupándote siempre por el "qué dirán". Tristemente aquellos que siguen al mundo, por lo general se pierden en él. Hay otras influencias que pueden guiar tu vida, pero todas terminan en un callejón sin salida. Sin un propósito, la vida es una marcha sin sentido, un movimiento sin dirección y sucesos sin motivos. Sin un propósito definido no tienes fundamento alguno en qué basar tus decisiones, distribuir tu tiempo y usar tus recursos. Entonces tomarás decisiones basadas en las circunstancias, en las presiones y el estado anímico del momento.

La vida desde la perspectiva de Dios

¿Qué hay de malo en usar drogas de la calle como la marihuana?

Dios desea que todos tengamos una vida física sana (Juan 10:10; 3 de Juan 2) y a través de la aceptación de su camino de vida, recibimos la vida eterna (Juan 3:16). El vínculo de los seres humanos con Dios es por medio de nuestra mente que nos permite determinar y ejecutar nuestras acciones.

Al reconocer la importancia de nuestra mente, Proverbios 4:23 dice, "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón (mente), porque de él mana la vida." El problema con las drogas ilegales es que destruyen o impiden nuestra habilidad de pensar adecuadamente. Cuando no tenemos una mente sana, se hace cada vez más difícil tener una relación con nuestro Creador.

Otro problema con las drogas es que perjudican nuestra salud. La Biblia nos enseña que nuestros cuerpos son el templo (lugar de residencia) del Espíritu de Dios y necesitamos cuidar del mismo. Al hacerlo, glorificamos a Dios que nos creó (1 Corintios 6:19-20). Así que este es el aspecto más importante en relación a la adicción a las drogas.

¿Que hay de malo con probar una vez para experimentar que se siente?

Mucha gente se ha vuelto adicta a las drogas luego de decidir probarlas por primera vez. Así que hay un peligro potencial en ellas. Algunas drogas son físicamente adictivas afectando a algunas personas más que a otras. Además, algunos se mantienen “elevados” – el efecto eufórico que experimentan bajo el efecto de la droga. Se sienten tan bien que quieren probarlo una y otra vez y harían cualquier cosa – incluyendo conductas ilegales e inmorales – por disfrutar su efecto. Una persona juiciosa no corre el riesgo de sentirse desmedidamente atraído por las drogas, lo cual equivale a idolatría – poner otras cosas en lugar de Dios y sus leyes.

Tristemente, a menudo el tema del carácter no se toma muy en cuenta, aspecto que es sumamente vital. Dios quiere personas que desarrollen carácter justo en esta vida como preparación para la siguiente, para el futuro. El carácter justo se desarrolla al determinar lo que es incorrecto de lo que es correcto, escogiendo hacer esto último, seguido de acciones apropiadas. Es un asunto de carácter no hacer lo que es ilegal o de irrespeto para Dios y, sobre todo aquello que es potencialmente perjudicial para nuestra salud y nuestro bienestar espiritual.

Debido a que la presión de los compañeros ¿como puede uno resistir su influencia?

Aprender a resistir las malas influencias es una parte importante de ser cristiano. El libro de proverbios, específicamente escrito para dar consejo a los jóvenes, dice, "Hijo mío, si los pecadores te quieren engañar, no consientas" (Proverbios 1:10). Cuando nos convertimos en adultos, nos hacemos más aptos para resistir las tentaciones del pecado del mundo. Una forma de resistir la mala influencia es pasar tiempo con gente que no nos incita al pecado. Escojamos el tipo apropiado de amigos y compañeros. Dios nos aconseja a no buscar la compañía de personas dadas a la bebida (1 Corintios 5:11). Aunque inevitablemente conoceremos e interactuaremos con personas que transgreden las leyes de Dios, si somos sabios procuraremos compartir nuestro tiempo con aquellos que luchan por vivir honorablemente.

¿Cual es la diferencia entre el uso del alcohol en forma moderada y las drogas?

Dios permite el uso del alcohol con moderación y dentro de los límites legales (ver Romanos 13:1; Jueces 9:13; 1 Timoteo 5:23). Entendemos por aspectos legales, la edad, manejar, lugar donde se bebe, etc. Los cristianos no son “bebedores”, sino ejercen autocontrol y moderación (Tito 1:7-8; 2:3).

Moderación quiere decir buen sentido, sin llegar a embriagarse. La embriaguez es un pecado que puede poner a la persona fuera del Reino de Dios (1 Corintios 6:9-10).

Ciertos estudios han demostrado que el uso moderado del alcohol puede ser beneficioso para la salud.

Las drogas son una historia diferente, porque causan intoxicación (similar a la embriaguez) en detrimento de la salud y su uso es inapropiado para aquellas personas que quieren rendirle honor a Dios.

¿Acaso no quiere Dios que la gente joven se divierta?

Dios nos dice que disfrutemos de las cosas que no nos provocan daño a nosotros mismos y a otros a largo plazo. El desea que la gente joven disfrute su juventud (Eclesiastés 11:9) y todo lo que conlleva. Esto implica el gozo por aprender a hacer nuevas cosas, disfrutando tiempo con otros que comparten nuestros valores – así como el conocimiento de Dios (Salmo 5:11), porque este conocimiento será la clave para obtener lo máximo de nuestra vida. Dios también nos anima a disfrutar su Sábado semanal y sus Fiestas Santas (Isaías 58:13; Deuteronomio 12:18; 16:14).

La diversión sana y a la manera de Dios es aquella que podemos contar a nuestros padres y más tarde a nuestros nietos. Este tipo de diversión siempre está en armonía con las leyes de Dios y de la cual nunca nos lamentamos y que, además, no daña nuestros cuerpos.

Ni comida ni bebida

Cuando Dios hizo al hombre y a la mujer, les concedió dominio sobre su creación, la cual había creado para ellos. Entonces Él claramente les dijo cuales animales deberían usar para alimento y cuales considerar como inmundos e inapropiados como alimento (Levítico 11).

Le proporcionó al hombre las plantas. Algunas eran para alimento de los animales y otras para alimento humano y otras para embellecer la tierra y para otros usos. Dios también proveyó al hombre ciertos líquidos para beber como agua, leche, té, jugos (las bebidas fermentadas para consumir con cuidado y moderación), etc.

Sin embargo, el tabaco no es alimento ni bebida. De hecho es venenoso. Solo una persona sin sentido común trataría de comerlo o beberlo o trataría de inhalar su humo mientras se quema a unos pocos centímetros frente a sus narices. La idea de fumar es absurda, pero estas ideas se han popularizado en una sociedad que rechaza seguir los caminos de vida de Dios.

Puedo decirles que tan nocivo para la salud es fumar. Hasta el Rey Santiago I de Inglaterra lo expresó cuando le llamó: "irritante para los ojos, repugnante para el olfato, dañino para el cerebro y nocivo para los pulmones. Parece el humo que sale del fondo del abismo”.

Puedo decirles que fumar y masticar tabaco provoca cáncer, lo cual se ha conocido desde antes. “Un detractor del tabaco del siglo XVIII, que describió el tabaco como un narcótico semejante al opio, advirtió que inhalarlo indirectamente provocaba la pérdida del olfato, adicción, tumores nasales y cáncer.

Fumar es contra Dios y el vecindario

Jesús hizo una resumen de los dos grandes mandamientos:

1. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma

2. Ama a tu prójimo como a ti mismo (Mateo 22:37-39).

¿Fumar muestra algún respeto a Dios? No.

Dios considera nuestros cuerpos como sagrados. "¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?" (1 de Corintios 6:19). Fumar o mascar tabaco dañan el cuerpo. Y no hay razón para usar los productos del tabaco, excepto para una gratificación personal temporal (dañándonos nosotros mismos a largo plazo, lo cual no es lo que Dios desea). Esa falta de respeto y honor para lo que Dios llama el templo de su Espíritu es en sí mismo un pecado.

Además, el aspecto de la adicción esclavizante de fumar lo eleva sobre Dios como una motivación personal egoísta.

¿Fumar muestra amor hacia el vecino? No.

Sentado, inhalando fuertemente el humo de un cigarrillo, pipa o puro es una acción fundamentalmente egoísta (aunque al final daña a la misma persona). Afecta a tu vecino, mientras que Dios dice que “el amor no perjudica a tu vecino (Romanos 13:10). Fumar nos daña a nosotros mismos y también al prójimo, provocando incomodidad por el humo que contamina el ambiente.

Fumar es un dios

Las compañías tabacaleras luchan por mantener sus ingresos incitando a los jóvenes a fumar, pero, ¿como se inicia en el vicio este grupo? "Mis amigos fuman", "solo quiero probar", "pensé que estaba bueno, "mis padres fuman". Una de las razones por las que los adolescentes empiezan a fumar es por la presión de los compañeros.

La nicotina provoca sentimientos de culpa al fumar solo; ellos quieren juntarse para sentirse cómodos. Y, cuando uno solo empieza a fumar, existe el deseo tonto de querer ganar adeptos. Pero ¿por qué fuman estas personas y que se puede hacer en este caso?

El tabaco, la marihuana y otras drogas que se fuman pueden causar adicción corporal y de la mente. Pero convertirse en adicto (a cualquier cosa) tiene que ver con la decisión de escoger. Cada vez más nos convierte en esclavos y nos hace humillarnos a ello, poniendo el fumar como más importante que Dios en nuestra vida.

Poner otra cosa en una categoría superior a Dios se convierte en idolatría, transgrediendo así el primer y gran mandamiento. No te equivoques, fumar es pecado. Lo que debes hacer es no probar la primera vez y si ya lo haz hecho debes detenerlo inmediatamente.

¿Estamos fumando vida o estamos fumando muerte?

martes, 2 de noviembre de 2010

Testimonio de un adicto

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